6/4/13

Entrevista a Ricardo Darín, Alberto Ammann y Hernán Goldfrid.



HABLAMOS CON EL DIRECTOR Y LOS PROTAGONISTAS DE "TESIS SOBRE UN HOMICIDIO"

El próximo día 5 se estrena "Tesis sobre un homicidio", un fantástico thriller dirigido por Hernán Goldfrid y protagonizado por Alberto Ammann y Ricardo Darín. Con motivo de su estreno hablamos con los tres argentinos de este trepidante y magistral film en el que los detalles influirán en el particular veredicto del espectador



"...en una obra hay algo por delante pero si uno se fija bien hay mucho más por detrás"

Habiendo realizado sus pinitos delante de la cámara en algunos cortometrajes, Hernán Goldfrid es conocido por sus trabajos como director de segunda unidad de la serie "Hermanos y detectives", de ayudante de dirección de la película "Tiempo de valientes", y principalmente por dirigir el cortometraje "Torino" y los largometrajes "Música en espera" y su último trabajo "Tesis sobre un homicidio", estrenada el pasado mes de Enero en Argentina con un gran éxito de público y crítica. Encantado con la experiencia que ha sido para él contar con Darín y Ammann en este ambicioso proyecto, "Tesis sobre un homicidio" es un magnífico film en el que el director invita al espectador a jugar a los detectives y montar su propia tesis sobre la verdadera "estructura de la justicia".

La película, "Tesis sobre un homicidio", es un thriller, ¿por qué este género?
Nunca olvido las películas que me apasionan como espectador, y eso es lo que intento trabajar como director de cine. Este thriller es una película que habla de los detalles, de que todo está en los detalles, y que sumerge al espectador en esta investigación policíaca para convertirle también en un detective. En este sentido, el atar los diferente elementos puedan hacerles sacar sus propias conjeturas y eso es lo que me gusta de esta película.

A la hora de llevar a cabo este proyecto, ¿leíste la novela antes?
Siempre quise hacer un thriller, el indagar diferentes géneros. Con Patricio Vega empezamos a investigar sobre nuestra siguiente película y ambos coincidimos, habiendo leído la novela antes, que en ella había una película. Eso fue el punto inicial que me entusiasmo al hacer esta película.

Tu primera película fue una comedia, esta es un thriller y en ambas el guionista en Patricio Vega. ¿Él te presentó una versión y tú has trabajado sobre ella, o habéis trabajado en la adaptación los dos juntos?
Patricio es un gran amigo mío. Son muchos años trabajando juntos, tenemos una empatía cinematográfica a la hora de ver el cine por lo que disfrutamos muchos trabajando juntos. Hacemos un trabajo en conjunto pero obviamente el es el guionista y construye esta estructura dramática. A partir de su trabajo yo empecé a hacer mis propias investigaciones, a ir a la universidad de abogacía para ver como eran esos alumnos, que hacían los profesores, cómo era el bar de enfrente... quería entender como iba el mundo de esa universidad. Traté de recopilar mucha información para a la hora de convertir ese guión en cine yo me sienta muy preparado y crear mi propia puesta en escena.

"Tesis sobre un homicidio" es tu segunda película, ¿Cómo ha sido trabajar con un actor tan reconocido como Ricardo Darín o con los actores de tu anterior trabajo?
Siempre trabajar con actores a los que uno admira es muy fascinante y algo muy agradecido. De todos he aprendido mucho. Cuando tiene un guión y los personajes están escritos, el director de alguna manera les busca el alma, y esa es el actor. Ellos traen a la mesa de trabajo una serie de preguntas que configurarán al personaje gracias a un trabajo conjunto de actor y director cuyo camino lleva a lugares inesperados para potenciar al personaje. Yo creo que la película que teníamos en el guión no era la que teníamos en el rodaje, y la de rodaje no era la que teníamos en el montaje. Es una película que creció enormemente gracias a este trabajo conjunto.

La importancia de los detalles es algo que recalca el profesor Bermúdez en sus primeras clases. Para ti, ¿cuáles son los detalles más importantes que configuran esta película?
El detalle más importante tiene que ver con la empatía con el espectador. Esa idea hitchcockiana, del hombre que se pervierte y se ve metido involuntariamente en una causa que no se esperaba, y eso se puede convertir en algo fascinante. Identificarnos entonces con un personaje como este abogado, supone convertirnos en un detective para demostrar que tiene razón. Además, que este personaje este interpretado por Ricardo Darín, genera aún más esa empatía con el espectador y lo ayuda más involucrarse en lo locura y obsesión de este personaje, siendo esto el punto más importante de la película.

¿Qué ha sido para ti lo más complicado de llevar a cabo en esta película?
Cada escena era complicada y sobretodo para mantener ese rol para mantener al espectador como un investigador a lo lardo de la película. El qué mostrar y cómo mostrar a lo largo de la narración, era un permanente trabajo creativo que me pareció una tarea muy ardua, pero que todos los del equipo creíamos en esta dualidad, construyendo la película plano por plano dentro de una atmósfera oscura y agobiante. En un momento pensamos que la película se tenía que llamar "La niebla" (risas) El cine tiene esa magia, uno construye sensaciones y emociones y lo provoca en el espectador.

Tener a Ricardo Darín en el reparto es sinónimo de éxito en el cine argentino, pero ¿fue su primera opción para interpretar al profesor Roberto Bermúdez?
Siempre fue mi única opción. Siempre creí que ese personaje tenía que hacerlo Ricardo para potenciar más este personaje. Todos queremos trabajar con Ricardo, primero por como es como persona, que es espectacular y en seguida abre las puertas de su casa para que uno se sienta cómodo en su trabajo sin importar que uno haya echo muchas o pocas películas, transmitiéndole su entusiasmo y empatía, pero también es muy fácil trabajar con él por su manera creativa e infinita de analizar cada cosa, como es capaz de entrañar al personaje capa por capa.

¿Alberto y Calu también eran tus primeras opciones?
A Alberto le conocí en "Celda 211" y tuve la suerte de coincidir con él en Buenos Aires, mientras Alberto visitaba a unos familiares. Armamos un encuentro y también sentí que el iba a potenciar al personaje, a dotarle de mucha ambigüedad. Era un personaje que tenía que tener múltiples aristas, tenía que hacer creer que era un lobo disfrazado de cordero un cordero con un poco cara de lobo. Con Calu fue diferente, porque Laura es el único personaje que no pertenece al mismo mundo. Este personaje viene de otro lado, irrumpe y provoca este barullo en esta especie de triángulo amoroso. Hicimos un casting en el que vimos a muchas chicas, pero al ver a Calu en un segundo casting sentí que el set se llenaba de energía diferente.

Hay escenas en las que hay mucho subtexto, ¿cómo enfocas tu trabajo en ellas para no mostrar todo al espectador y darle solo lo puntos necesarios para que siga el hilo de la historia?
Toda la cinematográfica me parece una expresión de ideas de una visión del mundo. La escena en la exposición de Picasso es un ejemplo de cómo en una obra hay algo por delante pero si uno se fija bien hay mucho más por detrás. Es tratar de que el espectador vea mucho más allá, por eso el director trabaja sobre que porción del mundo mostrar, no sólo la trama sino el subtexto, lo que sería la segunda trama de la película.

¿Qué futuros proyecto tiene Hernán en la mente?
Tengo ganas de explorar diferentes géneros, de diferentes historias y personajes. Creo que tengo muchos cuadernos y carpetas en el ordenador abiertas, y alguna va a convertirse en la próxima película. No sé cual de todas, pero sí tengo mucha ilusión.



"Tenemos que hacernos oír mano a mano y ante determinadas cosas decir no, no sólo en lo que hacemos sino también en lo que decimos"

El genio Darín convierte en oro todo lo que toca. Actor, director y guionista ha conseguido numerosos premios por sus trabajos. Destacando películas como "Nueve reinas", "El hijo de la novia", "Un cuento chino", "El secreto de sus ojos" y "Carancho", Darín interpreta en este film  al abogado y profesor Roberto Bermúdez, especialista en Derecho Penal, y cuya objetividad se verá turbada por la inquietante admiración que le profesa uno de sus alumnos. Soberbio, como siempre, Darín no pudo evitar hablar sobre el "justo" hacer de la justicia.

La obsesión, la moneda, los detalles... ¿qué conflictos le rondan por la cabeza al profesor Bermúdez? ¿Cómo una persona que en principio es tan racional acaba moviéndose por los instintos y lo subjetivo?
El tipo está muy solo, las relaciones con las que cuenta en la película son más bien un cortocircuito. Yo creo que la habilidad del guión está en hacernos creer en alguien que no es del todo confiable. Estar dispuestos a seguirlo en unos tramos para abandonarlo, pero luego volver a recuperarlo y volverlo a abandonar. Es decir, la estructura de este guión lo ha humanizado. Estamos acostumbrados a ver personajes de corte más heroico y moralmente intachables. Este es un tipo que no se si lo llamaría por teléfono (risas), pero lo que sí es indudable que esgrime y argumenta una serie de situaciones con las no podemos no estar de acuerdo. Cuando esgrime lo que es para él su visión de lo que son los pasillos y la estructura de la justicia, está abriendo una ventana por la que nos deja espiar como funcionan las cosas ahí. Es cierto que un juez es el último de constatar las cosas para evaluar, y de él pretendemos que tenga la sabiduría y la imparcialidad que pensamos que tiene en un momento. Este personaje, este Bermúdez, se hace creíble porque le reconocemos corazón y voluntad, pero su modus operandi es cuanto menos criticable y sospechoso sobre todo cuando está inmerso en un juego que no propone él, sino una mentalidad más inteligente que él que le ha estudiado y sabe sus puntos débiles. Todo en un escenario en el que seguro que le va a ganar, porque yo creo que lo que persigue es destruirlo por algo ocurrido en el paso. El otro personaje busca ganarle y destruirle utilizando sus propias armas, sabe pulsar la techa indicada. A pesar de todo, Bermúdez me parece un personaje rebelde dentro de la generación que responde, un indignado con chapa en contra de casi todo lo que está ocurriendo porque no lo consigue digerir.

Has hablado del juego de los personajes, un juego que el director extrapola a los espectadores para que ellos también se conviertan en detectives, ¿qué opinas de este componente?
Eso es un hallazgo novedoso para mí, tanto del manejo del director como el trabajo del guión, que si te fijás es una historia que defiende la posibilidad que tenemos todos de saber mirar, de poder enfocar hacia la dirección correcta para saber leer entre líneas las cosas que cosas que pasan por delante de nuestra vista pero a las que no hacemos foco real, y que pueden ser importantes y determinantes para descubrir el caso y tomar decisiones. No solo hace eso, sino que hace una película sobre los detalles, hace un alarde de detalles en lo que es la construcción narrativa de la historia, y no contento con eso, el final también está sujeto a eso porque sabe que te has subido a perseguir la cabeza del personaje central, buscando e investigando, aventajando descubrir la verdad o conocer su verdad, consiguiendo con ello un final polémico. No quiere abandonarte, quiere que sigas fiel a ti misma y sigas atenta a los detalles, quiere que sigas trabajando en ese sentido. Esto es infrecuente, estás historias suelen venir más masticadas con un final que nos conforma a todos. Este es un caso en el que no te queda más remedio que seguir pensando, y esto es algo que considero que es saludable.

¿Y cómo te llegó el proyecto?
Desde la primera versión que leí me gustaron los diálogos, que son muy pulidos y se permiten el atrevimiento de arrojar máximas, como la fusión del poder y la justicia, me resultó muy atractivo porque normalmente la literatura gana en la contienda a la cinematografía. Nuestras mentes están más libres cuando tenemos un buen libro entre manos, no queremos que se termine nunca, pero en cambio si que queremos que se terminen las películas. Cuando Hernán me contó su enfoque me entusiasmo y los elementos que se fueron agregando, Albero, Calu, a quién ya conocía, Arturo Puig, que es como mi hermano mayor, con él trabaje por primera vez cuando tenía doce años... Fue todo muy placentero.

El personaje de Alberto Ammann plantea en un momento de la película si la justicia es justa y tu personaje debate esta idea, ¿cómo ves tú esta conversación? ¿Cómo la extrapolarías al mundo real?
Si la justicia es una justicia independiente, si como debiera ser es autónoma sin depender de otro poder, estarías a creer que es aplicación de la justicias sería puramente imparcial. Ahora, en tanto en cuanto reciban presiones o sugerencia de algún otro poder nos damos cuenta de que difícilmente estamos en igualdad de condiciones frente a la ley. Si tenemos que ser sinceros, alguien que tiene mucha pasta podrá contratar a un buen bufete de abogados va a tener más posibilidades de llegar al puerto deseado que un pobre tipo que se ve obligado a robar para dar de comer a sus hijos. Probablemente, el que dispone de unos buenos abogados, y aún habiendo echo un gran desfalco de dinero, tendrá más probabilidades de ser considerado como un ser humano que el que necesitaba dar de comer a sus hijos. Eso lo sabemos todos. Nos hemos acostumbrados a vivir con semejantes decisiones que nos hemos acostumbrado tristemente a que sea normal, a convivir con esta falsa realidad.

¿Estamos entonces dormidos ante esta realidad?
No estamos dormidos, es evidente que no estamos dormidos porque estamos hablando de ello ahora. El problema es como hacemos para sostener lo que opinamos, cómo nos manifestamos día a día, cómo hacemos para sostener de una sola pieza nuestro pensamiento y que no sufra ninguna alteración. Estamos dependiendo demasiado de los medios, de las informaciones, y resulta ser que ahora, antes de analizar una información, lo primero que cotejamos es de donde viene la información. Si no nos prestamos atención, sino recuperamos el valor de lo individual, el respeto, no sé donde vamos a ir a parar porque las cosas no las estamos eligiendo nosotros. Cuando el agua no nos moja los pies Tantas veces nos hemos callado, que ahora que nos toca los pies estamos saltando. Tenemos que hacernos oír mano a mano y ante determinadas cosas decir no, no sólo en lo que hacemos sino también en lo que decimos.




"Ricardo Darín es un genio, tiene una sensibilidad muy profunda"

Alberto Ammann es tan encantador y guapo como excelente actor. Capaz de hipnotizar con su voz, su sonrisa y su mirada, dentro y fuera de la pantalla, interpreta a Gonzalo, un soberbio y intrigante alumno del profesor Bermudez. Su fuerte poder enigmático influirá al espectador a tomar uno u otro camino en la investigación. Ammann, ganador de un premio Goya por "Celda 211", nos habló de esta increíble experiencia de trabajar y rodar en Argentina con el gran Ricardo Darín.

¿Cómo se une Alberto Ammann a este proyecto? ¿Qué elementos de la película te atrajeron más?
Cuando recibí el proyecto ya sabía que Ricardo Darín iba a formar parte de el. Era como tener el 50% de sí dado porque como le dijera que no ha este proyecto... (risas) Ricardo Darín no iba a participar en un proyecto que estuviera mal escrito, entonces al leerlo me gustó mucho y me apeteció meterme mucho en este mundo para ver que le podía aportar yo. Al margen de esto, de trabajar con Ricardo y Arturo Puig, un actor argentino mítico, no hubo duda: Ricardo, el buen guión y esta especie de ser extraño a nivel de búsqueda y creación, fueron los elementos que más me atrajeron.

Tras intervenir en películas cómo "Celda 211" o "Invasor", ¿Qué ha supuesto para ti el personaje de Gonzalo?
Pues es un personaje que no había echo antes. Es un personaje con el que se ha trabajado mucho desde la ambigüedad  muy complicado, continuamente moviéndose en una cuerda floja. Lo que se ha perseguido es que el espectador señale al personaje, como lo hace Bermúdez, y por otro lado dudar en todo momento de él. Si bien Gonzalo y Bermúdez son soberbios, pedantes, egocéntricos, intransigentes, con una serie de miserias que todos tenemos... también hay un proceso obsesivo que va creciendo en uno y va influyendo en el otro. Mi personaje llega obsesionado, y el otro empieza a obsesionarse. El tratar de imaginar una cabeza muy distinta ha sido lo más complicado de mi personaje.

¿Qué has aprendido al trabajar con el gran Ricardo Darín en "Tesis sobre un homicidio"?
El tiene un talento innato que es su esencia, y cuando lo ves trabajar en la intimidad ves la profesionalidad y calidad que tiene. No hace falta que pregunte dónde se tiene que poner, se ubica en el espacio de una manera efectiva para todos los instrumentas de la orquesta del cine (risas), además de como se mueve dentro de una escena para favorecer tu plano, dando la sensación que lo hace inconscientemente, aunque todo esto tiene que ver con este talento que tiene. He aprendido mucho de él, sobre todo el como ha integrado de manera funcional y efectiva su brillantez... ¡Qué cabrón! (risas) Es un genio, tiene una sensibilidad muy profunda.

Gonzalo es un personaje que tiene más rasgos de héroe que de un malo malísimo. Si entras como espectador te puedes creer que no hay nada malo.
(Risas) Sí, aparentemente en el principio Gonzalo es un personaje que llega con luz. Entra y hace una broma, como si se tomará la cosas a la ligera, y por otro lado el personaje de Bermúdez está brotado, loco... Si uno interpreta literalmente el guión, se podría pensar que el personaje de Darín se ensaña mucho con este chaval (risas) Es el tema de la forma y de cómo se hace para despertar sospechas en el él y pasar a ser un demente, te puede hacer verle como un loquito. Siembras una duda a partir del trabajo interno, de la expresividad. Con lo que dice está haciendo una cosa, haciendo que continuamente se este con una línea de seguimiento en la cabeza con respecto a lo que está pasando fuera.

¿Te has basado en algún referente cinematográfico o literario para reflejar esta ambigüedad en torno a la que se mueve Gonzalo?
Sí, vi algunas películas pero no me basé en ellas. Vi más documentales de asesinos en serie y busqué la inspiración en uno que se llama Ted Bundy, un asesino en serie de mujeres que además era abogado y que él se defendió de su propio juicio. Este tipo de cara a la galería era un tipo guapo, muy encantador con las mujeres, muy correcto, que luego era un loco. En el documental se va viendo como se le va cayendo la máscara. Sin imitarlo, me quedé con algunas cosas, esa expresividad, y en otras me inspiré en él para crear está ambigüedad.

Y habiendo participado en cine y teatro, ¿qué es lo que más te enamora como actor? ¿qué futuros proyectos tienes entre manos?
Me enamoran los personajes. Por ejemplo, yo para hacer teatro tengo que estar  muy enamorado de un proyecto para poder descubrir algo nuevo en cada función. La tele me hecha para atrás por el tema tiempos, porque no hay tiempo para trabajar lo creativo, todo va muy rápido y me cuesta mucho más. Ahora estoy en una productora argentina afincada en España mirando el tema de una serie de ocho capítulos para Telecinco que se empezaría a rodar el año que viene. Es una historia interesante, con humor negro, terror que sí que me apetece, aunque mientras pueda vivir del cine y en un futuro pueda hacer teatro, no me acercaré mucho a la tele.

"Tesis sobre un homicidio" ha superado el éxito en taquilla de "Un cuento chino" y le sigue los pasos a la oscarizada "El secreto de sus ojos". Las tres cuentan con un denominador común, Ricardo Daría, un auténtico imán para la taquilla argentina. Estreno en España el viernes 5 de abril.

Publicado en Cover Set